Tecnología al servicio de la salud

Precisión en el diagnóstico y en los resultados, menor intervención e invasión en el cuerpo, mayor acceso a los servicios y crecimiento de la telemedicina son algunos de los aspectos positivos.

Para nadie es un secreto que la tecnología ha permeado diversos campos, con un impacto positivo no solo en la rapidez de los procesos, sino también en el bienestar del ser humano. La salud no ha sido ajena a esta influencia y hoy son numerosos los procedimientos a los que ha sido aplicada la tecnología médica: en el diagnóstico, seguimiento o tratamiento de enfermedades o condiciones médicas; también registros médicos en línea, dispositivos móviles para el tratamiento de dolencias, equipos de diagnóstico, procesos automatizados y hasta consultas médicas en Internet se encuentran entre los avances.

Basta saber que hace varios siglos la única manera de detectar si una persona sufría de diabetes era verificando si la prueba de orina atraía hormigas. Hoy puede hacerse desde la casa, sin necesidad de practicar un análisis de laboratorio, usando un glucómetro. Y en unos años bastará tener un dispositivo que se conecta al celular y envía al instante la información al médico.

Cifras del portal de estadísticas Statista reportan que en el 2013 se registraron ingresos por 366.000 millones de dólares en el mundo por tecnologías aplicadas a la salud y se estima que la inversión en investigación y desarrollo para el 2020 superará los 29 mil millones de dólares. Así mismo, los números revelan que para el 2015 tres empresas de Estados Unidos y Europa dedicadas a esta industria superaron los 10.000 millones de dólares en ingresos y otras 27 registraron se ubicaron entre los 1.000 y 2.500 millones de dólares.

“A pesar de que hay serios desafíos, los beneficios de implementar avances tecnológicos en el sector médico son enormes, como mejora en la calidad de la atención, mayor comodidad para los pacientes y mejores resultados en general”, mencionó Dawn Milliner, director del departamento de Informática Médica de la Clínica Mayo, en Minnesota, en una entrevista para The New York Times. En esto coincide Fabio Restrepo, director médico del Laboratorio y Banco de Sangre de la Clínica Somer en Rionegro (Antioquia), quien considera que la tecnología en la salud ha llegado para llenar capacidades humanas específicas para asistir mejor a las personas y darles un manejo más acertado de las enfermedades.

Entre los aspectos positivos, Restrepo destaca la precisión del diagnóstico y de los resultados, menor intervención e invasión en el cuerpo, rapidez en la recuperación con intervenciones menos invasivas, mejor acceso a los servicios al poder masificarlos y la disminución de desplazamiento a áreas de atención por la telemedicina y entrega de resultados en línea.

AUTOMATIZACIÓN, UN FACTOR CLAVE

El diagnóstico in vitro (DIV), prueba en la que se basa el 75 por ciento de las decisiones clínicas, es uno de los métodos que ha sido testigo del gran influjo de la tecnología, representado en nuevos ensayos, manejo óptimo de flujos de trabajo y reducción en los tiempos de respuesta para proyectar el estado de una enfermedad, seleccionar el tratamiento correcto y monitorear la respuesta de los pacientes.

Según un reporte de la firma consultora Markets and Markets, la industria DIV llegará a mover 75.100 millones de dólares para el 2020, con una tasa de crecimiento anual de 5,8 por ciento, impulsado por el aumento en el mundo de las enfermedades crónicas y el acelerado envejecimiento de la población. En la Clínica Somer, por ejemplo, un robot ha permitido mejorar los tiempos de respuesta en el proceso de análisis, precisión de los resultados, seguridad del resultado, así como bioseguridad para los operarios y profesionales del laboratorio al no manipular directamente las muestras.

“Sin la intervención directa sobre las muestras, los profesionales de la salud han podido dedicarse directamente al análisis de los resultados aportando allí sus conocimientos y disminuyendo casi a cero los reprocesos y errores de la fase analítica”, destaca Restrepo. A juicio de este médico cirujano especialista en patología clínica, las técnicas de medición diseñadas en los años 80 y 90, que permitieron la introducción del análisis en serie de muestras unido a softwares inteligentes, ha sido uno de los mayores cambios tecnológicos que se ha incorporado en los laboratorios en las últimas décadas. 
Esto, dice el experto, ha permitido que la veracidad del dato final por la precisión en el análisis bioquímico-molecular impacten de manera exponencial el manejo del diagnóstico, el seguimiento de la enfermedad y su pronóstico.

MIRANDO HACIA EL FUTURO
Varias son las ventajas que traerán para los próximos años los continuos avances tecnológicos en el sector salud. Los laboratorios serán cada vez más capaces de realizar pruebas internamente y reducir su dependencia de los servicios de tercerización, así como aumentar su productividad. De igual manera, el personal médico realizará funciones más allá de las operaciones de rutina, lo que facilitará la interacción con el paciente, las finanzas, los servicios de comercialización y la planeación estratégica. 
De acuerdo con Restrepo, en un futuro cercano las grandes ciudades contarán con sistemas de salud compuestos por grandes monopolios que podrán prestarles a los pacientes servicios a distancia dominados por la telemedicina, las citas a un clic y los diagnósticos casi inmediatos.

Los ejemplos de estas innovaciones son muchos, resalta el especialista, como la posibilidad de que los medicamentos lleguen a la puerta de la casa con la dosis y cantidad exacta por el tiempo requerido, mientras las cirugías serán cuestión de unas horas por fuera de la casa y con cortos periodos de recuperación. “Para evaluar a los pacientes, una luz láser ‘leerá’ los órganos. Su lectura será traducida por un sistema de cómputo y los resultados serán leídos por el médico desde cualquier lugar. La genética primará en el diagnóstico temprano y aún más en la prevención de enfermedades crónicas y el cáncer. Además, las personas portaremos nuestras historias clínicas en un pequeño chip que llevaremos bajo la piel en cualquier parte del cuerpo”. 

El desafío para el futuro en este sentido es lograr la incorporación total de la tecnología en las clínicas, hospitales y laboratorios que hoy son ajenos a ella por la falta de recursos económicos y con la que se salvarían un número importante de vidas diarias, al igual que se mejoraría la atención y el bienestar de todos los ciudadanos.

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